La calidad de la música:
Hasta aquí he afirmado dos proposiciones con relación a cómo los cristianos pueden responder a la música en su cultura: la palabra "cristiana" es un nombre erróneo, y ningún estilo musical es intrínsecamente malo. Si bien estas dos declaraciones son verdaderas, no dicen nada acerca de la calidad de la música que escogemos que forme parte de nuestra vida.
Por lo tanto, mi tercera proposición es que la música debería ser evaluada en base a su calidad. Una propuesta que incluye juicios de calidad supone un desafío. A los evangélicos esto les resultará especialmente difícil, ya que el tema de la estética no es una parte destacada de nuestra herencia
Los evangélicos tienden hacia un pensamiento perezoso cuando se trata de analizar la música de su cultura. En palabras de Frank Gaebelein, "es más difícil ser un discriminador concienzudo que apoyarse en una generalización total". Hay varios factores que debemos sopesar si queremos tener un pensamiento discriminador.
Deberíamos centrar la atención en la música dentro de la vida cristiana. Esto se aplica no solo a la música usada en la adoración, sino también a la música que se escucha por radio, CDs, conciertos y otras fuentes.
La falta de calidad es uno de los temas de quienes escriben acerca de la música contemporánea de la iglesia. Harold Best dice: "El contentamiento con la mediocridad como un supuesto portador de la verdad surge como un importante obstáculo para la verdadera visión creativa entre los evangélicos". Robert Elmore continúa en un vena similar:
"Hasta hay ministros que alimentan a sus congregaciones con la sólida carne de la Palabra y, a la vez, rodean su predicación con solo la leche desnatada de la música".
Si declaraciones negativas como estas son el consenso entre quienes han dedicado una atención fervorosa al tema, ¿cuáles son los contenidos de un modelo positivo? Las respuestas son numerosas. Solo relataré algunas de las perspectivas de un pensador, Calvin Johansson.
La primera perspectiva se refiere al movimiento. La música debe moverse:
"El principio aquí es que la música necesita mostrar un fluir, un sentido general de continuidad, que va progresivamente e irresistiblemente del principio al fin. La intención no es martillar y meter un pulso musical dentro de la mente".
Este principio puede ser aplicado a la naturaleza incesante del ritmo de rock que hemos tratado anteriormente. La segunda perspectiva tiene que ver con la cohesión:
"La unidad es una atracción orgánica, una calidad percibida que permea la composición tan plenamente que cada parte, no importa cuán pequeña, está relacionada".
La tercera perspectiva tiene que ver con "divergencias en distintos niveles . . . Sin diversidad solo habría igualdad, una cualidad que no solo sería aburrida sino también devastadoramente estática".
La cuarta perspectiva se centra en "el principio de dominancia . . . Cierta jerarquía de valores se adopta por el compositor en la cual rasgos más importantes son destacados por sobre otros menos importantes". La quinta perspectiva muestra que "cada componente que forma parte de una composición necesita tener un valor intrínseco por sí mismo . . . La música demuestra verdad al tener cada parte de la composición valor propio
Estos principios contienen ideas que el que no es músico podría encontrar difíciles de entender. Por cierto, la mayoría de nosotros no estamos acostumbrados a usar el lenguaje para discutir la calidad de la música que escuchamos, más allá de decir si nos "gusta" o no. Pero si vamos a evaluar la música de una cultura más amplia con precisión, debemos poder usar este tipo de lenguaje para evaluar la música dentro de nuestra propia subcultura. Debemos buscar calidad aquí.
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